Se alzaba una luna blanca en el cielo negro. Su luz llegaba a las hojas de los árboles, dándolas un tono brillante.
Un unicornio bebía bajo las ramas de un sauce llorón, en la orilla del río. Volvió la cabeza al sentir una presencia misteriosa y bella a un mismo tiempo, y se acercó al punto del que emanaba. Descubrió, entre la hierba, y bañado por la claridad, un pequeño brote distinto a todos los que en su larga vida había visto.
Sintió entonces la necesidad de otorgar su esencia a aquel ser único: rozó delicadamente la hoja acorazonada con su cuerno de marfil.
Y allí creció el Ginkgo Azul.
Un unicornio bebía bajo las ramas de un sauce llorón, en la orilla del río. Volvió la cabeza al sentir una presencia misteriosa y bella a un mismo tiempo, y se acercó al punto del que emanaba. Descubrió, entre la hierba, y bañado por la claridad, un pequeño brote distinto a todos los que en su larga vida había visto.
Sintió entonces la necesidad de otorgar su esencia a aquel ser único: rozó delicadamente la hoja acorazonada con su cuerno de marfil.
Y allí creció el Ginkgo Azul.
1 comentario:
* Tsukiko revoloteó alrededor del ginkgo azul y se dejó caer en forma de gota de lluvia.
*^_^*!
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